Vivimos en un mundo de prisas. 24 horas al día, 365 días al año se nos quedan cortos. La velocidad produce, casi siempre, cambios drásticos y, lo que es más alucinante, que esos cambios drásticos casi ni si noten. En cuestión de segundos, tu vida puede cambiar. El cerebro cambia de opinión rápido y si ahora es negro tras esto ya es blanco. Unos lo llaman desequilibrio mental yo lo llamo optimismo, siempre me pongo en lo peor y luego, chas, todo solucionado. Qué fácil es la teoría...
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Deja de escribir sobrio, anda.
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